El blog de chaba

Los confines de nuestro sistema solar son una zona de turbulencias llena de burbujas magnéticas según han podido observar las sondas Voyager, que han conseguido llegar al punto más alejado de la Tierra hasta ahora. Concretamente a 14.000 millones de kilómetros.
El uso de un nuevo modelo de computadora para analizar los datos transmitidos por las sondas ha permitido a los investigadores determinar que el campo magnético solar es de aproximadamente 160 millones de kilómetros de ancho.
Las burbujas se forman cuando las líneas curvas del campo magnético se reorganizan, explicaron el equipo de astrónomos en la revista de Astrophysique del mes de junio. El nuevo modelo informático sugiere que estas líneas se dividen para formar las burbujas desconectadas del campo magnético del sol.
"Este campo magnético se extiende hasta los confines del sistema solar", asegura Merav Opher, astrónomo de la Universidad de Boston.
"Debido a que el Sol gira sobre sí mismo, su campo magnético gira y se arruga al igual que la falda de una bailarina. Muy lejos del sol, donde se encuentran las dos naves Voyager, los pliegues de la falda se levantan", añade.
Al entender la estructura del campo magnético solar, los astrónomos serán capaces de explicar cómo los rayos cósmicos entran en nuestro sistema solar y cómo el sol entra en acción con el resto de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
Hasta ahora, la mayor parte de los datos que indicaban la existencia de estas burbujas magnéticas provenían de un instrumento a bordo del Voyager para medir partículas de energía.
Voyager 1 y Voyager 2 fueron lanzadas en 1977. Han volado por Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y 48 de sus lunas, antes de partir hacia los confines del sistema solar. Los datos recogidos por los nueve instrumentos que llevan a bordo convierten su misión en la exploración científica de más fructífera del sistema solar.